Durante la segunda guerra mundial, el soldado británico Jack Celliers es internado en un campo japonés de prisioneros, controlado por Yonoi, obsesionado con la disciplina, el honor y la gloria, y enamorado en secreto de él. Yonoi piensa que los prisioneros aliados son unos cobardes por rendirse en vez de suicidarse. Al acercarse la Navidad, cautivos y carceleros empiezan a darse cuenta de que hay muchos más puntos en común de lo que podrían haberse imaginado. En circunstancias tan duras como la guerra, el hombre se vuelve irreconocible y se convierte en un animal destructivo, pero lo que queda no es simplemente una batalla entre prisioneros y guardianes, sino una lucha entre dos formas de entender la vida y la muerte.

El director de la aclamada El imperio de los sentidos firma otra de las películas de culto de los años ochenta gracias a un reparto curioso en el que, además del propio Bowie, actúan Takeshi Kitano, uno de los realizadores japoneses más importantes de los últimos años y creador de Humor amarillo, y Ryuichi Sakamoto, compositor también de la extraordinaria banda sonora.