Uno de los mayores aciertos de esta película de Alan Brown, después del éxito de su anterior cinta,
Private Romeo, es la sensibilidad que transmite a la hora de mostrar la danza contemporánea y sus leves movimientos, como metáfora del universo que rodea al propio bailarín, en una obra en la que la belleza y la sutileza del baile y su intimidad nos conducen emocionalmente hacia el dilema del protagonista.
Five Dances, con coreografías de Jonah Bokaer, de la compañía de Merce Cunningham, narra el duro y emocional viaje de Chip, un bailarín de 18 años con un talento excepcional que se traslada al SoHo de Nueva York para buscar suerte y que debe elegir entre responsabilizarse de su familia disfuncional, en Kansas, o forjarse una vida propia y un futuro mejor. Estamos ante una película arriesgada en lo narrativo y lo formal que nos introduce de forma inusitada en el universo emocional de la danza contemporánea.